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Sanctuaire Ichi-no-Miya illuminé au crépuscule à Okinawa

Reino de Ryukyu: La historia de Okinawa

Cuando se escucha el nombre «Okinawa», muchos imaginan una pequeña isla japonesa bordeada de playas paradisíacas y bañada por aguas turquesas. Sin embargo, detrás de esta imagen de postal se esconde una historia mucho más rica y profunda: la del Reino de Ryūkyū.

El reino de Ryukyu en la vida cotidiana de Okinawa

Si viaja a Okinawa, pronto notará que la palabra Ryukyu está en todas partes. Aparece en los nombres de empresas, bancos, residencias, tiendas, marcas e incluso en productos de uso diario. También verá, frente a muchas casas o edificios, estatuillas protectoras con forma de león: son los Shisa (シーサー), guardianes tradicionales heredados del reino.

Todo esto no remite directamente al Japón moderno, sino a una identidad más antigua: la del Reino de Ryukyu, que existió hasta su anexión por el Imperio del Japón en 1879 (el Ryukyu shobun).
Tras la Segunda Guerra Mundial, Okinawa pasó a estar bajo administración estadounidense en 1945.
Hubo que esperar hasta 1972 para que el archipiélago fuese restituido a Japón.

Si lo pensamos bien, esto significa que solo hace unos 150 años aproximadamente que el Reino de Ryukyu se volvió «japonés», y apenas medio siglo desde que Okinawa regresó al seno de Japón tras la ocupación estadounidense.

Lejos de haber desaparecido, algunas tradiciones siguen vivas y a veces se transmiten de generación en generación. Otras son preservadas por asociaciones y centros culturales, garantes de la memoria colectiva y del respeto hacia los antepasados del reino insular.

Durante muchos siglos, Ryukyu fue un Estado independiente. Forjó así un patrimonio singular, lenguas regionales y costumbres que aún hoy impregnan la vida cotidiana de los habitantes de Okinawa.

Este artículo inaugura así una serie dedicada a este reino insular. Paso a paso, le haré descubrir algunas páginas culturales que todavía hoy iluminan la identidad de Okinawa.

Contexto:

Las cuatro grandes islas de Japón

Japón es un vasto archipiélago compuesto por miles de islas, pero cuatro de ellas destacan por su tamaño e importancia.

La más grande y la más célebre es Honshū. Verdadero corazón del país, alberga las grandes ciudades que todos conocen: Tokio, capital moderna y vibrante, Kioto, antigua capital imperial, pero también Kōbe, Osaka e Hiroshima, ciudad marcada por la Historia.

Al norte de Honshū se encuentra Hokkaidō, tierra salvaje de inviernos rigurosos, famosa por sus vastas extensiones naturales y sus paisajes inmaculados de nieve.
Al sur de Honshū, una isla más discreta pero rica en tradiciones: Shikoku.

Aún más al sur se extiende Kyushu, verdadero cruce entre Japón y Asia. La isla es cuna del majestuoso volcán Sakurajima y acoge tanto a metrópolis dinámicas como Fukuoka, como a ciudades con un pasado más antiguo y cargado de historia, como Nagasaki.

Y es precisamente Kyushu la que nos interesa. Porque de esta isla, y más exactamente de la ciudad de Kagoshima, iba a surgir un acontecimiento que cambiaría para siempre el destino de un reino insular hoy casi olvidado: el Reino de Ryukyu.

Así comienza nuestro viaje en el tiempo, al encuentro de una civilización singular, con sus propias lenguas, ritos y música, que prosperó durante siglos antes de caer bajo la influencia de Japón.

Localización del Reino de Ryukyu

Imaginen un collar de islas que se extiende entre el sur de Japón (Kyushu) y las costas de Taiwán. Este arco insular es lo que hoy se conoce como las islas Nansei.

En el extremo norte, cerca de Kyushu, se encuentran las islas Amami, verdes y próximas al Japón continental. En el otro extremo, a solo unos cientos de kilómetros de Taiwán, se alzan las Yaeyama (en japonés), conocidas por sus playas tropicales, sus arrecifes de coral y sus bosques frondosos.

Entre estos dos polos se extiende Okinawa, la mayor y más célebre de las islas, verdadero corazón de este conjunto que en otro tiempo se llamaba el Reino de Ryukyu.

A finales de la Edad Media, estas islas estaban divididas en tres pequeños reinos, un período conocido con el nombre de Sanzan. En 1429, un jefe ambicioso, llamado Shō Hashi, logró unificar estas tierras. Fundó entonces un Estado e instaló su capital en Shuri, en lo que corresponde hoy a la ciudad de Naha, capital moderna de Okinawa.

El palacio de Shuri (Shuri-jō) no era solo una fortaleza, representaba el corazón palpitante del reino. Era un lugar donde se recibía a los enviados imperiales de China, donde se celebraba con música y danza, donde se componían poemas refinados, al mismo tiempo que se gobernaba este reino insular orientado hacia el océano.

La sombra de Satsuma

A comienzos del siglo XVII, el destino del Reino de Ryukyu da un vuelco. En 1609, las tropas del poderoso clan Shimazu, señores del dominio de Satsuma (cuya capital se encontraba en Kagoshima, en la isla meridional de Kyushu), cruzan el mar e invaden el archipiélago.

El reino no es abolido: su trono, sus rituales y sus vínculos con China permanecen en apariencia. Pero entre bastidores, todo cambia. Ryukyu debe a partir de entonces pagar un pesado tributo a Satsuma, mientras sigue enviando misiones a la corte imperial de China.

Esta situación compleja marca la historia del archipiélago durante todo el período Edo (1603-1868): un reino que se presenta al mundo como independiente, pero que, en realidad, vive bajo la tutela y el control fiscal del Japón meridional. Una doble identidad, a la vez fachada diplomática y dependencia bien real, que dejará una profunda huella en la cultura y la memoria de Ryukyu.

Durante más de cuatro siglos, desde 1429 hasta 1879, el palacio de Shuri-jō seguirá siendo la sede de la monarquía de Ryukyu.

El fin del reino y la retrocesión de Okinawa

En el siglo XIX, mientras Japón se transformaba en un Estado moderno centralizado, el Reino de Ryukyu perdió definitivamente su autonomía. En 1879, un enviado del gobierno imperial llegó a Shuri, sede del poder durante siglos. El rey Shō Tai, que reinaba entonces sobre Ryukyu, fue obligado a abandonar su trono; el reino quedó oficialmente abolido. En su lugar, Tokio erigió una nueva entidad administrativa: la prefectura de Okinawa. Este episodio decisivo, vivido como una ruptura brusca por los habitantes del archipiélago, pasó a la historia con el nombre de Ryukyu shobun.

Unas décadas más tarde, otra dura prueba cayó sobre Okinawa: la Segunda Guerra Mundial. La isla se convirtió en uno de los campos de batalla más mortíferos del conflicto en el Pacífico. Al finalizar la guerra, el archipiélago pasó a estar bajo administración estadounidense. Durante 27 años, de 1945 a 1972, Okinawa vivió al ritmo de las bases militares y bajo una autoridad extranjera.

No fue hasta el 15 de mayo de 1972 que Okinawa fue oficialmente retrocedida a Japón. Esta fecha, vivida por algunos como un regreso al país y por otros como una transición compleja, sigue conmemorándose cada año bajo el nombre de Día de la Retrocesión (Fukki no Hi) en la prefectura.

Así, en menos de un siglo, Okinawa atravesó tres giros decisivos: el fin del reino por la anexión de Japón, la ocupación estadounidense y la retrocesión a Japón. Tres momentos que explican por qué, aún hoy, la identidad ryukyuana sigue viva, entre memoria, resistencia y adaptación.

[El castillo de Shuri, con su torii y su fachada actualmente en renovación]

Los fundamentos del reino de Ryukyu

En esta serie de artículos, no pretendo abordar en detalle la política del reino. Es un ámbito complejo, que merece conocimientos especializados que no poseo. Mi objetivo es diferente: deseo compartir con ustedes aquello que, a mi escala, me conmueve y me interesa del legado del Reino de Ryukyu.

A través de mis lecturas, mis paseos y mis descubrimientos en el lugar, he identificado 7 grandes temas que me parecen esenciales para comprender el alma de este reino desaparecido:

  1. Las lenguas regionales, cuyos términos y expresiones resuenan todavía hoy en el habla cotidiana.
  2. Las creencias y los lugares sagrados, herencia espiritual transmitida de generación en generación, con artefactos que aún pueden descubrirse en la actualidad.
  3. Las artes escénicas, compuestas de danzas, obras y relatos que animaban antaño la corte y las aldeas, y que todavía se representan hoy en día.
  4. La música, reflejo profundo de la identidad ryukyuana, sostenida por instrumentos emblemáticos como el sanshin, que sin duda escuchará durante su viaje a la isla.
  5. La vestimenta y los tejidos, símbolos de un refinamiento propio del archipiélago, que siguen inspirando la moda contemporánea de Okinawa.
  6. La arquitectura y el modo de vida, desde las viviendas ordinarias hasta las construcciones monumentales, cuyo Native Okinawa Village, accesible al público, sigue siendo un ejemplo destacado.
  7. Y, por supuesto, la gastronomía, reveladora de los productos locales y de las bebidas que acompañaban las comidas, y que tendrá el placer de degustar durante su estancia.

Es, pues, a través de estos fundamentos culturales que les invito a viajar en el tiempo, para redescubrir el Reino de Ryukyu más allá de las fechas y de las batallas.

Todos los temas que he enumerado siguen siendo hoy accesibles al público y pueden ser experimentados por cualquiera. Estos artículos les permitirán familiarizarse con la cultura de Okinawa antes de su viaje.

Así comienza esta serie dedicada al Reino de Ryukyu.
Si, entre esta lista, un tema les llama particularmente la atención, bastará con hacer clic en el enlace correspondiente. Cada número de la lista les llevará directamente a un artículo complementario, enteramente dedicado a ese tema en particular.

Descubra Okinawa y el Reino de Ryukyu en vídeos de YouTube

Para ir aún más lejos en el descubrimiento de Okinawa y de su herencia, también le propongo recorrer mis vídeos disponibles en mi canal de YouTube Japan Okinawa Daily Life. Estos paseos filmados, siempre realizados a pie, ofrecen una inmersión diferente a la de los artículos escritos. Al seguir estos recorridos, tendrá la impresión de deambular usted mismo por los parques, las callejuelas o los sitios históricos de la isla.

Cada vídeo está subtitulado para que todos puedan disfrutar plenamente del relato. Comparto numerosas anécdotas, observaciones y explicaciones en relación con los lugares visitados, pero que no desarrollo necesariamente en mis artículos a fin de evitar la redundancia. Así, blog y vídeos se complementan y le ofrecen dos puertas de entrada diferentes para explorar Okinawa.

Si le gusta este enfoque, le invito a suscribirse al canal: es la mejor manera de seguir mis próximos descubrimientos, a través de los paisajes y de las historias que encierra el archipiélago.

How are Japanese houses built? Visit a traditional Japanese house

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